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¿Qué político de ficción puede superar a los que ya tenemos?

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A la imprescindible rutina dominguera de churros, misa y encuesta de Jot Down —no necesariamente en ese orden de importancia— ha habido que añadirle en esta ocasión la votación en las elecciones municipales y autonómicas, que según algunos analistas serían también una primera vuelta de las generales. Volviendo del colegio electoral seguro que muchos de ustedes se hacían la misma pregunta que nosotros: si España ya cuenta con Sinaí Giménez «el Obama gallego», ¿qué sentido tiene que existan otras opciones políticas? En fin, la gente tiene derecho a equivocarse, así que habrá que respetar la pluralidad de sensibilidades e ideales. Lo cierto es que en ese aspecto estas elecciones nos han traído una notable variedad de candidatos, en ocasiones tan desconcertantes que nos remiten a otros que hemos visto en el cine y la televisión y que aprovecharemos ahora para recordar. Así que voten, voten de nuevo, o añadan en los comentarios a quienes en nuestro imperdonable despiste no hayamos incluido.

Chance, de Bienvenido Mr. Chance

Imagen de Warner Bros.

Imagen de Warner Bros.

«¡España es una gran nación y tiene españoles!», muy bien dicho, sí señor. «¡España es una gran nación y los españoles muy españoles y mucho españoles, ahí, con dos cojones, así se habla. «¡ETA es una gran nación!», no mire, eso ya no. Parece que no todas las combinaciones entre «ETA», «España», «españoles» y «gran nación» funcionan bien, pero se ve que basta ese sencillo repertorio para ir tirando a través de mítines, entrevistas y apariciones públicas de diversa índole y llegar lejos en política. Lo cual inevitablemente nos hace rememorar al protagonista de esta película, que solo sabía hablar de jardines… ¡Pero qué bien lo hacía! Todos quedaban asombrados ante lo que consideraban sutiles metáforas sobre la actualidad y su carrera hacia la presidencia se vuelve imparable.

Francis Underwood, de House of Cards

Imagen de la HBO.

Imagen de la HBO.

Recientemente hablamos de la serie original inglesa, pero tanto Francis Urquhart como su equivalente americano Francis Underwood demuestran una personalidad similar: la de un astuto psicópata que manipulará, exprimirá e incluso eliminará a todo el que se cruce en su camino. La carrera hacia el poder es una despiadada selección de los más aptos aunque no es fácil definir en qué exactamente, como tampoco si la ambición y la habilidad para lograrlo es un indicio de su capacidad para ejercerlo. Es decir, si la persona que se considera a sí misma más adecuada para mandar no será precisamente la menos apta, ya que a diferencia de otras desconoce sus propias limitaciones. Es el llamado efecto Dunning-Kruger.

Clay Davis, de The Wire

Imagen de HBO.

Imagen de HBO.

En la minuciosa disección de todos los ámbitos de la sociedad de Baltimore que nos ofreció The Wire, pudimos ver la política a través de los ojos del candidato a la alcaldía Tommy Carcetti (cuyo actor, Aidan Gillen, repetiría luego con Meñique ese papel de político intrigante en Juego de Tronos). Era un personaje interesante y en general positivo aunque también con sus sombras, pero puestos a escoger a uno nos quedaremos con el senador del Estado de Maryland, Clay Davis. Tan enfangado en la corrupción que escandalizaba a los propios narcotraficantes con los que a veces trataba. Puede que en España los haya aún más corruptos, pero a ver quién despotrica como él.

Merkin Muffley, de ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú

Imagen de Columbia.

Imagen de Columbia.

Aquí tenemos de nuevo a Peter Sellers, interpretando ahora al doctor Strangelove (O doctor Insólito, en una de tantas acertadas traducciones sudamericanas), ese científico loco que evoca a John Von Newmann, el matemático austrohúngaro que participó en el Proyecto Manhattan y que se definía a sí mismo como «violentamente anticomunista y mucho más militarista de lo normal». Pero hizo también otros dos papeles en esta película, el de capitán de la RAF y el del presidente de los Estados Unidos, Merkin Muffley, un personaje algo pánfilo y apocado al que el cargo parece venirle grande. Mirando un poco atrás nos resulta extrañamente familiar…

Herbert Camacho, de Idiocracy

Imagen de Twentieth Century Fox.

Imagen de Twentieth Century Fox.

Tal como explica la brillante secuencia inicial la selección natural ya no hace de las suyas en una sociedad en la que en principio todos podemos sobrevivir, de manera que el futuro pertenecerá a quienes más hijos tengan. Que podrían ser los más tontos del lugar. Así que en esa sociedad idiotizada de dentro de varios siglos una estrella de la lucha libre será quien tenga el mando por aclamación popular. La película no deja de ser una comedia fantasiosa, pero viendo los TT de cada día y el formidable éxito de los youtubers solo cabe concluir que el futuro ya está aquí.

Malcolm Tucker, de In the Loop

Imagen de BBC Films.

Imagen de BBC Films.

La serie inglesa The Thick of It encontró la inspiración en el director de comunicaciones del gabinete de Tony Blair, Alastair Campbell, para crear un personaje que terminaría adquiriendo vida propia: Malcolm Tucker. Hiperactivo, desquiciado y con una imaginación para los insultos y las procacidades digna de Shakespeare, en la adaptación al cine In the Loop tiene sus mejores momentos enfrentándose a ese ministro bajito y algo corto de entenderas y al militar que interpreta nuestro añorado James Gandolfini.

El lehendakari negro, de Airbag

Imagen de Marea Films.

Imagen de Marea Films.

De fuera vendrá… era el título de una obra teatral de Sabino Arana que no trataba de una invasión extraterrestre sino de inmigrantes llegados de otras partes de España, lo que a sus ojos venía a ser lo mismo. En ella el protagonista decía con gran pesambre «Mas, ¿será posible que un español entre en mi familia?, ¿será posible que mi única hermana venga a ser mujer de un maketo?… Si tal acontece, ¡juro por la sangre de mi raza que he de largarme al fin del mundo!». Él mismo se lo tomó muy en serio pues se aseguró de que los primeros ciento veintiocho apellidos de la mujer que tomó por esposa fueran vascos. La influencia posterior de semejante pensador es conocida, así que ver un lehendakari negro en la película Airbag resultaba tan irresistiblemente gracioso que aún no lo hemos olvidado.

Accio y Manrico, de Mi hermano es hijo único

Imagen de Cattleya.

Imagen de Cattleya.

En esta estupenda película italiana repleta de humor y humanismo vemos la historia de dos hermanos que sienten la llamada de la Causa. Ambos se dedicarán con ardiente idealismo a dar la brasa a sus sufridos conciudadanos, uno con el comunismo y el otro con el fascismo, así que el conflicto entre ellos resulta inevitable. Aunque entre tanto activismo político su madre aparezca de vez en cuando para poner orden, como en esta hilarante escena. Quién sabe si una buena torta a tiempo de su progenitora no hubiera quitado la tontería a más de un líder político actual.

Jed Bartlet, de El ala oeste de la Casa Blanca

Imagen de NBC.

Imagen de NBC.

Una vez más tenemos al presidente de los Estados Unidos en su Despacho Oval, aunque a la vista de los ejemplos anteriores no parece que encaje mucho en esta selección. No es un mamarracho, ni está loco, ni es un malvado; muy al contrario el retrato que se hace de él es tan exageradamente positivo, es un ser de luz dotado de tan nobles ideales, de un corazón de oro, tan puro, comprometido y estupendo que en el fondo esta serie debe de ser una parodia. No puede estar hecha así en serio y no lo decimos porque estemos podridos de cinismo (o no solo) pero es que las cosas no son así en el planeta Tierra. Y por cierto, cómo nos gustaría ver de presidente a su hijo, qué gran serie podría salir si algún canal fuera lo suficientemente audaz.

David Palmer, de 24

Imagen de Fox.

Imagen de Fox.

Aquí tenemos otro retrato presidencial como un ángel sin alas, aunque esta vez sabiamente complementado por el agente Jack Bauer. No sabemos si a la manera de una aguda crítica o asumiendo con plena y desacomplejada naturalidad la política estadounidense, en esta serie vemos la perfecta representación de cómo la mano izquierda no sabe lo que hace la derecha. Mientras Palmer es un íntegro y honrado político que levita en su nube de luz, color y democracia, Bauer va a lo suyo torturando a sospechosos con el mayor salvajismo que quepa imaginar, recreándose con delectación en el crimen. Es que si ve a una anciana es capaz de cruzar la calle solo para ponerle la zancadilla, ya por puro vicio.

Rainer Wenger, de La ola

Imagen de Rat Pack Filmproduktion.

Imagen de Rat Pack Filmproduktion.

En contra de lo que a veces se les reprocha, los alemanes no están tan traumatizados por su pasado que únicamente rueden películas sobre el periodo nazi y la Segunda Guerra Mundial. A veces también hacen películas sobre cómo sería el nazismo en la actualidad. Seguramente no mostrarían esvásticas ni lucirían bigotillos, pero sí recurrirían a la violencia, la intimidación y la presión del grupo sobre cualquier disidente.

Baxter Harris, de Scary Movie 3 y 4

Imagen de Dimension Films.

Imagen de Dimension Films.

Vale, puede que Scary Movie sea tan mala que te robe el alma, puede que en consecuencia una tercera y cuarta partes de semejante engendro sean tan inconcebiblemente espantosas que ni en Liveleak se atrevan a colgarlas. Pero es que sale el único, el inigualable Leslie Nielsen. Él nació para interpretar al presidente de los Estados Unidos. Y nada más que añadir.

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